viernes, 2 de septiembre de 2011

NUESTRAS PRIMERAS VACACIONES

Nunca me habían resultado tan agotadoras las vacaciones como en esta ocasión. Desde antes de que el bebé naciera, nuestras primeras vacaciones juntos ya estaban más que planeadas: ir a uno de estos resorts donde todo esta incluido y uno solo tiene que disponerse para disfrutar del sol, el mar, los alimentos y bebidas, y tirarnos en los camastros con todo y bebé. Pero eso que se pensaba así de sencillito, en la realidad fue un "poquitin" más complicado.
Para empezar, los preparativos comenzaron en mi cabeza con varias semanas de anticipación. Mientras se acercaban los días me agarro una tembladera de ojo... Hice una lista de que llevar y en que cantidad: 12 pañaleros, 6 coordinados short y playerita, 2 pantalones "de vestir", 2 camisitas, 6 trajecitos, 6 pijamas, 4 trajes de baño, 24 trapitos, 4 gorritos, 6 baberos, 6 sábanitas, 1 colcha, etc. Además de sus vitaminas, tempra, termómetro y receta firmada por si acaso. Bloqueador solar, repelente de moscos, corta uñas, jabón, shampoo, peine, crema corporal, paquete de pañales, paquete de toallitas, etc, etc, etc.
El día que hice las maletas tuve que llevarlo a casa de mi tía para que lo cuidaran mientras yo empacaba. Gracias a mi "super lista" (y a que mentalmente ya había hecho mil veces la maleta) en 3 hrs. ya estaba empacado lo de los 3. Una maleta completa, su pañalera y una mochila eran tan solo el equipaje de mi chaparrito. Además llevábamos su almohadón de lactancia, su carreola y su silla del baño, y por si fuera poco, reconozco que me encapriche en llevar su cuna viajera (la cual solo fue de paseo ya que nunca la bajamos siquiera del vehículo). A todo este circo, hay que sumarle una maleta grande con la ropa de mi marido y la mía y un neceser.
Cuando nos subimos al vehículo para irnos parecía que nos íbamos a mudar en lugar de ir solo de vacaciones. Ahí fue donde comenzaron las vacaciones para mi hijo y terminaron las nuestras.
A diferencia de otras ocasiones:
- El recorrido en el auto paso de ir viendo el paisaje o conversando, a atendiendo al bebe: paralo, sientalo, cantale, chiche, sueño, cambio de pañal (que por cierto, me volví experta en cambiarlo en movimiento)...
- La llegada al hotel paso de bajar en automático al restaurante o bar más cercano, a descansar y a preparar a bebé para su descanso. Cabe aclarar que las dos primeras noches no durmió bien (y por consiguiente yo tampoco) ya que "no se acomodaba", suponemos que estaba en proceso de adaptación.
- La bajada a la alberca y playa solo con la llave de la habitación y lentes de sol en mano se acabo... Ahora fueron toda una excursión... Hasta los ultimos días nos volvimos más prácticos.
- Si logramos tirarnos al camastro con todo y bebé pero nunca a dormir. O por lo menos no los dos al mismo tiempo. El si se hecho sus buenas siestas con la brisa del mar.
- Las comidas relajadas con largas sobre mesas brillaron por su ausencia porque justamente cuando decidíamos comer, el también decidía hacerlo e inmediatamente se dormía (seguimos con lactancia materna exclusiva). Perfeccione la técnica de comer con una mano, comencé a utilizar la izquierda y mi marido, por supuesto, me dio de comer en la boca.
- Ya no hubieron largas horas de exposición al sol cubierta de bronceador con protección solar mínima ya que temía quemarme y pensaba lo doloroso que sería cargar a bebé con la piel irritada. Así que opte por un bloqueador solar de alta protección y únicamente me expuse al sol cuando nos metíamos los 3 a la alberca o al mar. Aun así, me queme.
- Mi marido hizo snorkel, jugo volibol y hasta bailo en el lounge del hotel pero solo... Obvio nosotros dos viéndolo y echándole porras.
Y así podría seguir enumerando más diferencias... Pero sin duda, son para bien. Verlo adaptandose al ambiente vacacional no se compara con nada. De verdad que lo disfruto. Desde el tenernos 24 horas a su disposición a los dos solo para él. Ver tantas cosas que nunca había visto. La alberca fue su hit, los últimos días era su elemento. El mar no lo fue tanto, como que la sal del agua no le encanto, tal vez más adelante. Socializo muchisimo, quienes se reían con el siempre recibieron una sonrisa a cambio. Creo que esa semana ¡crecio mucho! Se porto excelente y ahora que lo escribo, nosotros también disfrutamos mucho viéndolo "vivir" esa nueva experiencia: su sonrisa, su carita de asombro, sus "platicas", su "outfit veraniego"... Es más... ya quiero que lleguen las próximas vacaciones. Nuestras próximas vacaciones en familia :)