lunes, 21 de marzo de 2016

Cinco años después.

A escasos minutos de que el que me hizo madre por primera vez cumpla 5 años me acorde que inicie un blog. Mi vida junto a la de ellos va mucho más rápido que el poder escribir al respecto pero es una buena noche para ocuparme retomar este espacio.
Hace 1825 días que fue el último domingo que me bañe y comí sin prisas ni interrupciones. Ni me acuerdo que es ponerse enjuague después del shampoo o un exfoliante después del jabón. Rara vez como lento y saboreo porque estoy pendiente que ellos no se tiren encima algo o que mastiquen por lo menos 3 veces antes de engullir lo que tienen en el plato, o en la mesa, o en la mano. Hace más de 43,800 horas que no duermo profundamente, porque ahora hay que estar pendiente de la tos nocturna, del chupon perdido en la inmensidad de la cama o de darle refill a una mamila, sin contar las mega desveladas por algún bicho que les enfermo o un mosco que acecha en la obscuridad. Ignoro por completo que es una noche de películas o series completas existentes en Netflix que mis carísimas amistades comparten en sus estados de Facebook, pero si puedo recitarles las cortinillas de NickJunior o DisneyChannel. Eso de bobear en el súper es una rara eventualidad que se da solo cuando algo urge y pasó a comprarlo después del trabajo cuando aún están en casa esperándome, aunque en realidad me olvido que tengo esa oportunidad por apurarme a encontrar lo que ocupo para llegar lo más rápido posible con ellos. Café con las amigas está borrado del mapa conceptual porque ignoro porque no hay cafeterías decentes con área de juegos incluidos, me conformo con disfrutar una interrumpida charla en las piñatas a las que vamos juntos. Cena romántica se catafixia por alguna charla de pasillo entre el ya llegue y ya me voy de él o yo a los respectivos trabajos. Y así tantas cosas más de las que seguro me estoy olvidando porque hace justo hoy 5 años que me convertí en madre. 
Y es ahí donde todo se compensa y todo toma forma porque recuerdo mi última noche con él en la panza rezando porque todo saliera bien. Vivos, sano, que llore fuerte, que no me duerma, que me salga leche, que no me duela, que llegue todo el equipo médico, que Nelson (mi esposo) esté ahí para verlo y que mi mamá lo cargue. Esas fueron mis plegarias esa noche y cada una se cumplió! A las 8.08 de la mañana del 21 de marzo del 2011 Nelson, mi bbzote nació. Perfecto como la primavera. Lleno de paz y rodeado de amor. Nunca más volvería dormir profundamente pero mi sueño se cumplió. 
Ahora rezo porque él y su hermana vivan con salud, felices y juntos, protegidos con cuidados y en paz. Hoy leí de un gran ser humano que si siembras algo en primavera crecerá. Nada más cierto!! Feliz cumpleaños mi bbzote!!!